¿Se puede superar una infidelidad?

Por Guille Elizondo

A partir del artículo que escribí sobre la infidelidad hace dos meses, he recibido muchas preguntas sobre si la infidelidad tiene “cura” , es decir, si una persona infiel puede cambiar. La pregunta nace ante la duda que tiene el «engañado» sobre si podrá superar el trauma, y sobre todo si debe o no, perdonar la traición.

Buscando en todos mis apuntes, en libros, y en diferentes estudios; algunos que se dicen expertos, apuntan a mirar la frecuencia de las infidelidades, o al tiempo que dura la infidelidad. Invitan a analizar si se trata de actos aislados, efímeros, o si por el contrario se trata de sucesos repetidos, más o menos formales. Personalmente no estoy muy de acuerdo ya que se necesita un sólo evento, y unos pocos segundos para matar a alguien. Creo que el amor y el respeto que te debe la persona que comparte tus días y tu vida, deben tratarse con toda responsabilidad. Entiendo que para poder perdonar y seguir adelante en una relación, la frecuencia y el tiempo si pueden ser factores atenuantes para tomar una decisión, sin embrago, he podido ver a través de la experiencia que las faltas de respeto poco se pueden olvidar.

“una persona educada en el derecho a disfrutar, hedonista y egocéntrica será infiel durante toda su vida y con todas sus parejas porque no va a cambiar”.

Encontré otros fundamentos psicológicos que me parecieron mucho más atinados y profesionales. Se categoriza a los infieles en reconducibles o no, es decir, los que tienen una oportunidad para cambiar y los que no la tendrán.
Esteban Cañamares, psicólogo clínico y sexólogo, comenta que “una persona educada en el derecho a disfrutar, hedonista y egocéntrica será infiel durante toda su vida y con todas sus parejas porque no va a cambiar”. Esto indica que cuando por ejemplo, justifica la infidelidad en el desgaste, será infiel toda la vida. Las reincidencias estarán determinadas por las “causas” que la o lo motivaron. Las formas serán las infidelidades y sus justificaciones, mientras que en el fondo el problema es de personalidad.

En este tipo de personajes la infidelidad tiene que ver con una intención de “vulnerar” a la pareja de forma intencional y consciente, explica Raúl Padilla de la clínica Psicantropía de Madrid. Es más, “puede servir como detonante para producir cierto cambio en la pareja; bien sea para que la otra persona se entere, bien para que esa relación extraconyugal nos salve de la pareja actual”. El traicionado deja de existir para el infiel, se convierte en su ̈roomie” mientras busca otra pareja, o va jalando hilos para ver si pega. Las infidelidades continuarán hasta que la relación se disuelva porque ya encontró a alguien que le brinde el hedónico placer que busca. Dice Padilla que es necesario establecer previamente una diferenciación entre este tipo de relaciones intencionadas fuera de la pareja con las que “no tienen más objetivo que el placer”, las cuales ni siquiera considera como una infidelidad, sino como “el complemento a una relación satisfactoria”.

 

Aquellos que fueron infieles porque necesitaban elevar su autoestima.

Otro tipo de infieles son los bajos de autoestima, estos suelen ser infieles cuando su estado anímico es contiguo a la depresión. En esta situación, el infiel necesita elevar su autoestima, en México, en lenguaje soez, dirían “necesitaba sentir que la tenía más larga”, perdón por lo corriente, pero así lo justifican.

En estos casos, dicen los especialistas que puede tratarse de un acto aislado y el infiel puede no reincidir. Claro, tendrá que acudir a terapia para mejorar su autoestima, y en el caso del traicionado, asegurarse de que verdaderamente es un hecho aislado y no un pretexto para esconder otra situación.

Otro tipo de infidelidades son las motivadas por el «miedo a no estar en el mercado». Ya se trate de que el infiel necesite comprobar si todavía está en posibilidades de “atraer” a alguien más, o bien, si empieza a sentir que se ha acabado el amor con su pareja.

Puede ser que en estas situaciones las dudas desaparezcan con el simple hecho de volver a sentirse atractivo, sin embargo, los riesgos son altísimos. El que juega con fuego casi siempre se quema. Generalmente este tipo de reafirmaciones se hacen con personas cercanas, llámese de trabajo, amig@s de la infancia, ex parejas, etc., y se corre el riesgo de que se extiendan a algo más profundo y personal. Si la infidelidad toma un curso más íntimo y particular, o se alarga el tiempo del desliz, definitivamente se llega a la ruptura y dudo mucho que se pueda perdonar. 

Si existe recuperación.

Superar una traición no es nada fácil. El recuerdo es inminente. El rencor, así como los deseos de venganza son inevitables. Los sentimientos de ira, rabia, irrespeto, vergüenza, y muchos más, son difíciles de superar, pero no es imposible.

El trabajo terapéutico que sugiero a partir de una Tanatología Holística iniciará con la revisión de las motivaciones conscientes e inconscientes del infiel, de acuerdo a lo que se comenta al inicio de este artículo, para saber si existe la esperanza de tratamiento y no reincidencia. 

Como segundo momento, dictaminar las compatibilidades para evaluar qué tanto vale la pena seguir adelante, con una serie de herramientas psicológicas.  Por último,  abordar el proceso de duelo a partir de la Tanatología, con dos finalidades básicas. Ayudar al doliente a que supere los sentimientos y emociones que el engaño generó, para que recupere la confianza y el amor en si mismo. El segundo para que, si la decisión es seguir juntos, se recobre el sentido y el amor de continuar con el proyecto de vida en común.

La confianza y la seguridad no se recuperan al día siguiente, pero existen muchas disciplinas para ayudar a la pareja y a cada uno de sus integrantes en lo personal. 

Si existe el amor y la voluntad de ambas partes de seguir adelante, todo es modificable.

Guille Elizondo

Guille Elizondo

Teóloga y Tanatóloga

guille@saberser.com.mx

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