Hablemos de la otra Vida

Guille Elizondo
Teóloga y Tanatóloga

HABLEMOS DE LA OTRA VIDA

Como muchos de ustedes saben, llevo más de 15 años trabajando temas como la muerte con adultos y jóvenes. En mi experiencia, existen un mundo de interrogantes sobre el tema, es por eso la muerte se convierte un tabú para muchas familias, y en el trabajo de duelo es importantísimo contar con algunas respuestas.

Les comparto el presente compendio de ideas que se presenta para adultos, pero muy adaptables a los jóvenes, J.L. RUIZ DE LA PEÑA en su libro «La pascua de la creación».

Cabe anotar, que son ideas fundamentadas en Teología Cristiana. Sigan pendientes que ya les compartiré algunas de otras religiones y/o culturas. 

Imágenes sobre en el Cristianismo.

1. Muerte y juicio, infierno, purgatorio y paraíso: ¿cómo sabemos de ellos?

  • El cristianismo anuncia de antemano el cielo como convergencia realizadora de todas las pulsiones humanas y se refiere al infierno como a la frustración absoluta creada por la libertad del hombre mismo. promete la resurrección de los muertos como patentización radical de los dinamismos latentes en la naturaleza humana.
  • La historia es vivida y reflexionada. Al vivir y ver la vida, descubrimos el futuro de la vida.
  • La cultura es el conjunto total de las modificaciones que el hombre realiza sobre el mundo, al transformarlo para que le garantice la subsistencia biológica.
  • El hombre es en verdad un espíritu-en-el-mundo. Este mundo no agota su capacidad de conocer, querer, sentir y amar. Su posibilidad de conocer sigue estando virgen porque su espíritu se mueve dentro de un horizonte infinito del ser. Dentro del hombre, existe una disponibilidad ilimitada de sentir. Sólo el amor eterno es el descanso del corazón.
  • El hombre no tiene el centro en sí mismo sino fuera de sí, en una trascendencia.
  • La fantasía es una de las formas con las que se expresan la utopía y el principio-esperanza. La utopía manifiesta el ansia permanente de renovación, regeneración y perfeccionamiento buscados por el hombre.
  • RESURRECCIÓN: es la realización total y exhaustiva de las posibilidades latentes en el hombre, posibilidades de unión íntima e hipostática con Dios, comunión cósmica con todos los seres, superación de todas las esclavitudes y alineaciones que estigmatizan nuestra existencia terrena en proceso de gestación.
  • En Jesucristo la utopía se volvió topía. Lo imposible al hombre se demostró posible para Dios.
  • En el Génesis, se configura el nuevo mundo al que nos encaminamos. Es un proyecto que desafía constantemente la fe y la valentía del hombre. Se sitúa al comienzo porque antes de hacer algo, se necesita saber lo que se quiere lograr para elaborar un proyecto capaz de ser ejecutado.
  • El verdadero Génesis se sitúa entonces al fin. “Cuando el hombre haya acabado, entonces se hallará en los comienzos” (Eclo 18,6)
  • Se profesa que en Dios está el futuro del hombre. De todo lo que sucede, nada sucede al margen de Él, la vida y la muerte, el bien y el mal, la violencia y la reconciliación.
  • Analizando la dinámica inmanente de la vida humana descubrimos en ella el principio-esperanza, la prospectiva y la tendencia hacia el futuro.
  • Se radicalizan las experiencias, se decantan de su forma limitada y deficiente y se proyectan hacia el futuro. Así, cielo e infierno, purgatorio y juicio son realidades que comienzan y se viven en el ahora.
  • La concepción antigua (sólo el cielo importa) de Dios sin el mundo nos llevó la visión de un mundo sin Dios. La corriente inversa (el cielo no importa, sólo importa la tierra) da origen a un impulso creador y transformador de la faz del mundo pero frustra terriblemente al hombre, la religación excesiva Dios-mundo-Iglesia, favoreció el que de nuevo Dios fuera negado.
  • La apocalíptica habla del futuro en función del presente, es un género literario como la poesía, la carta, etc.
  • La escatología habla del presente en función del futuro, es una reflexión teológica que puede ser expresada por muchos géneros literarios, incluido el apocalíptico. La escatología afirma que existe una continuidad entre esta vida temporal y la vida eterna, no en los “modos” sino en la “substancia”.
  • Por lo tanto, el cristiano sabe de la existencia de sus últimos fines porque sabe de la vida.

2. La muerte, lugar del verdadero nacimiento del hombre.

  • La muerte es el fin de la vida, fin entendido como meta alcanzada, plenitud anhelada y lugar de verdadero nacimiento.
  • La vida del hombre es una vida mortal, o bien, una muerte vital.
  • Existen dos curvas en la vida del hombre, la biológica y la personal. La primera se ve constantemente despojada del “tener” hasta el punto que se ve vacía de energía vital, la segunda se plantea de manera inversa, el hombre comienza a crecer en su interior: florece la inteligencia, se perfila la voluntad, rasga horizontes y se abre el corazón al encuentro con el tú y con el mundo. La biológica va decreciendo, la personal puede crecer indefinidamente.
  • Las situaciones que vive el hombre pueden servir de trampolín para ese crecimiento, lo importante es que en esas situaciones haya conseguido penetrar en el misterio de la vida.
  • La tradición occidental ha llamado a esta situación: cuerpo y alma. Cuerpo es el hombre entero en cuanto a limitado, preso de las limitaciones terrenas. Alma es el hombre entero en la medida que posee una dimensión que se proyecta al infinito. El hombre, unidad difícil y tensa de estas dos polaridades. El cuerpo es el modo como el espíritu vive en el mundo, encarnado en la materia.
  • Si se describe a la muerte como la separación de cuerpo y alma, se restringe únicamente a la dimensión biológica del hombre; sólo muere el cuerpo y la realidad es que la muerte no sólo afecta al cuerpo.
  • La muerte es el corte entre el modo de ser temporal y el modo de ser eterno en el que el hombre penetra. No deja el mundo sino que lo penetra de manera más radical y universal.
  • En la muerte, se le concede al hombre la posibilidad de ser totalmente él en la plenitud de los dinamismos ocultos dentro de su ser.
  • No morir, como decía Epicteto, es para él lo que espera la espiga: no madurar nunca, no ser nunca segada para convertirse en el trigo de Dios.
  • Desaparecen las barreras del espacio: la persona humana existirá inmediatamente allí donde está su amor, su deseo y su felicidad.

3. Decisión final y juicio al morir.

  • El hombre al morir, descubrirá las verdaderas dimensiones del bien y del mal. Se dará cuenta que afectaba a su propio ser así como a todos junto a él ya sea como epidemia o como bendición.
  • El hombre detectará con la claridad de la luz divina su fidelidad o infidelidad a las raíces esenciales de la vida.
  • En este momento que se desenmascara completamente puede también llegar a la conversión total. Una vez más se le ofrece la oportunidad de abrirse al Absoluto.
  • El juicio al morir está íntimamente ligado al pasado, las decisiones que fue tomando en vida pesan en la decisión final porque lo fueron orientando.
  • Se concluye que los fines últimos no son sólo del futuro, el juicio se está viviendo hoy cada vez que pasamos por momentos de crisis y si estamos abiertos a Dios, tenemos la promesa de no tener un juicio frustrante o negativo.

4. El purgatorio, proceso de plena maduración ante Dios.

  • Hay grados en el proceso de integración personal y de desarrollo de la personalidad. Con Dios no convive nadie que no sea totalmente de Dios.
  • El purgatorio es el proceso por el que el hombre al morir actualiza sus posibilidades, se purifica de las marcas que la alineación pecaminosa marco en su vida.
  • La muerte pone al hombre en la crisis más profunda de su vida. Crisis quiere decir decisión y juicio y en su sentido más originario también quiere decir purificar, purgar y limpiar.
  • La muerte es eso, la entrega y el despojo total del hombre, se rompen todas las seguridades.
  • El purgatorio en cuanto a proceso de eclosión (nacimiento, emerger) del hombre, puede ser prolongado o reducido de acuerdo a cada uno.
  • Dentro de la vida, todo depende de nuestro comportamiento ante las crisis: nos pueden purificar o nos pueden consumir. Se trata de una oportunidad ofrecida a cuantos estén dispuestos a crecer.
  • Señor, concede a cuantos están muriendo y decidiéndose por Ti, la gracia de una maduración rápida, humana y divina, para que , una vez purificados, puedan abrirse totalmente a Ti.

5. El cielo, la realización humana absoluta.

  • El cielo es la realización del principio-esperanza del hombre. Es la convergencia final y completa de todos los deseos de ascensión, realización y plenitud del hombre a Dios.
  • Debe entenderse, el cielo, como pura trascendencia, como aquella dimensión de la realidad que se nos escapa así como se nos escapan las dimensiones del cielo-firmamento.
  • La palabra cielo simboliza la absoluta realización del hombre en cuanto sacia su sed de infinito.
  • El cielo es la situación de cuantos se encuentran en el amor de Dios y de Cristo.
  • Si el cielo es la convergencia de todos los dinamismos del hombre, se afirma entonces que el cielo es profundamente humano, es un encuentro radical. Encuentro es la capacidad de ser en otros sin perder identidad
  • El cielo es la convergencia de todas las posibilidades y dinamismos del mundo y del hombre, es ahora en camino a su plenitud.
  • La eternidad es expresión de la plenitud y de la absoluta perfección de un ser. El poder divino se hace debilidad en la criatura para elevarla por la fuerza del amor.
  • Dios es el principio, el corazón y el fin de cada cosa. El sentido profundo de todos los seres es Dios mismo.
  • en el cielo debe haber una actividad auténticamente creativa y plenificante. La historia continúa en el cielo. Podremos parecernos más a Dios a medida que penetremos en su Misterio y se nos vaya revelando la profundidad sin límites de su Amor.
  • Cada vez que hacemos la experiencia del bien, de la felicidad, de la amistad, de la paz y del amor, ya estamos viviendo la realidad del cielo. En la vida tenemos momentos de profunda tranquilidad y transparencia y experimentamos el germen de lo que es el cielo.

6. El infierno: la absoluta frustración humana.

  • El cristianismo es la religión del amor absoluto y de la libertad, el que tiene amor, tiene todo. El amor es dar con res-ponsa-bilidad una res-puesta a una pro-puesta. Dios nos invita y esa propuesta, espera una respuesta.
  • En la libertad, el hombre puede decirle no a Dios y decidirse por sí mismo.
  • El infierno surge, no fue creado por Dios sino por el hombre cuando empezó a odiar. El infierno proviene de un obstáculo puesto a Dios por el pecador. El hombre puede crearse para sí algo absoluto y definitivo.
  • El infierno es el endurecimiento de una persona en el mal. Existe porque existe el mal, la malicia, la mala voluntad, el crimen calculado y pretendido, y la libertad humana.
  • El infierno es el estado del hombre que se identifica con su situación egoísta, que quedó petrificado en su decisión de sólo pensar en sí y en sus cosas y no en los demás y en Dios. Es alguien que dijo NO tan decididamente que ya no quiere, ni puede decir SI.
  • Cristo sabía la posibilidad de que el hombre puede construirse un infierno, por eso su llamado a la conversión.
  • El infierno es la infelicidad máxima que el hombre puede adjudicarse. En la Biblia se denomina con diferentes formulaciones para darnos algunas ideas: la absoluta frustración del hombre alejado de Dios, de mostrarnos la situación del condenado en cuanto irreversible y sin esperanza, de llevar una vida sin sentido, de la soledad que implica el infierno etc.
  • La existencia del infierno es absurda porque tiene en su sentido algo radical: la gloria que el mismo infierno da a Dios, contra su misma voluntad.
  • Al morir el hombre, su comportamiento negativo queda fijado y sella lo que su vida fue moldeando.
  • Hablar de cielo o infierno, es hablar de lo que el hombre es capaz, el que niega el infierno, está negando al hombre y no lo toma en serio.
  • Por eso, la libertad humana es cosa seria, es un riesgo y un misterio, que implica la absoluta frustración en el odio o la total realización en el amor.
  • El infierno es una decisión de toda una vida y de la totalidad de nuestros actos. Es por ello una disposición del alma y no un hecho o acto aislado.

7. El anticristo está en la historia.

  • Cristo es una dimensión, un título, un nombre, para señalar una realidad histórica. Significa la historia de amor en el mundo, desde los tiempos primordiales hasta la culminación escatológica y definitiva en Jesús de Nazaret.
  • La dimensión-Cristo se realiza cuando se vive el amor, donación, siempre que se instaura la justicia, triunfa la verdad y se establece la comunión con Dios, en cualquier ámbito del tiempo y del espacio (ayer, hoy y mañana)
  • Anticristo, no es una persona, es una atmósfera opuesta a la atmósfera-Cristo. Es la historia del odio en el mundo. Siempre que se instaura la voluntad de poder, cuando se organiza la división e impera el egoísmo, se hace concreta la dimensión-Anticristo. Ésta dimensión puede encarnarse en personas. Todos somos en mayor o menor grado, Cristo y Anticristo.
  • La raíz del pecado consiste en la voluntad de poder del hombre que se quiere autoafirmar e intenta imponerse a sí mismo.
  • Ontológico y creacional, el hombre está constituido por su referencia a Dios, pero escapa a su poder el saberse que todo lo puede. Hasta el mal que comete lo hace con la energía recibida del misterio de Dios.
  • La dimensión-Anticristo resulta de la voluntad del hombre de querer competir con Dios y creer que todo lo puede por sí mismo, con sus mismas fuerzas.
  • El Anticristo está en la historia, está activo en la manipulación del poder político y religioso, su espíritu vive de las injusticias universales y de orden estructural.

8. El futuro del mundo: la total cristificación y divinización.

  • “…Y vio Dios que todo era bueno” del Génesis, hay que entenderlo en el sentido escatológico, es predicado de la creación en el futuro, cuando llegue a su último término. Entonces el mundo será lo que Dios siempre y definitivamente quiso de él.
  • El paraíso terrenal es la promesa de un porvenir futuro.
  • Ver el mundo con los ojos de Dios es iniciarse en la esperanza y comenzar a vivir de una gran promesa. La fe cristiana es optimista cien por ciento, tiene puestos los ojos de que la meta-fin está en Dios.
  • El sentido radical del mundo se manifiesta en formas históricas, siempre limitadas y e imperfectas, al término se manifestará de forma plena.
  • Como base tenemos el camino que ha recorrido la evolución, observemos y podemos ver que el hombre es el resultado feliz de billones y billones de años de fuerzas que querían ascender y triunfar. Gracias a la evolución, la materia alcanzó un grado de autoconciencia y ésta a su vez, despertó la conciencia del Absoluto.
  • Desde el primer átomo que comenzó a vibrar, lo hizo con un sentido. Todo se agita y camina porque está camino a ser cielo que comienza aquí y se desarrolla hasta la eternidad.
  • El mundo alcanzará igual que el hombre su meta-fin cuando logre expresar a Dios todo y en todo.
  • Cada realidad revelará su carácter crístico y filial. Nos será dado gozar y ver la religación íntima que tiene todo con el Hijo eterno y encarnado y entonces, El será también “todo en todas las cosas”.
  • La nueva y definitiva manifestación de Cristo (parusía) debe entenderse como algo presente y actuante del mundo, esta parusía es en realidad una epifanía, aparición y manifestación, es su presencia actuante en este mundo de manera invisible.
  • La historia debe ser para los cristianos el tiempo de la articulación y de la vivencia del ser nuevo traído por Cristo con la posibilidad de creación de un nuevo tipo de humanismo. Lo esencial ya se ha realizado (el anuncio, la noticia) podemos celebrar y festejar desde ahora la historia del sentido sobre el absurdo y de la gracia sobre el pecado.
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9. ¿Cómo será el fin: catástrofe o plenitud?

  • Hay que distinguir entre el mensaje y la representación cultural de ese mensaje.
  • Los textos apocalípticos del Nuevo Testamento en los Sinópticos y en el Apocalipsis de Juan, quieren ser textos de consuelo para los problemas del momento. Los exegetas, concuerdan en que los Sinópticos fueron escritos ante la persecución de Nerón año 54-68 y que más tarde en el 69-79 se escribió el Apocalipsis ente la persecución de Domiciano.
  • La descripción de fenómenos pone de relieve que el mundo será plasmado de nuevo en su totalidad. Hay que recordar que Dios no elimina lo viejo y suple con lo nuevo, sino que hace lo viejo, nuevo. Las descripciones son imágenes y representaciones, siempre conocidas por la cosmovisión de la época.
  • Pierre Teilhard de Chardin, científico elaboró el siguiente modelo de representación de la meta del mundo: el universo es el fruto de un proceso de millones y millones de años de evolución, en la que formas imperfectas fueron ascendiendo hacia formas cada vez más perfectas. Esta evolución se realiza por una unión cada vez más creciente y mediante una conciencia y una información por el amor cada vez más profundas. En la parusía la humanidad y el mundo deberán haber desarrollado sus fuerzas latentes hasta un grado altísimo de realización. En la fusión del amor con Dios es donde todo cobra su sentido.
  • En el modelo apocalíptico parece que la parusía viene de fuera, en el modelo teilhardiano el mundo deja salir lo que va acumulando dentro de sí y está creciendo en él.
  • Hay que estar atentos, pues en el mundo también crecen los dinamismos de aislamiento y de manipulación despersonalizadota de la humanidad. La realización y la alineación caminan siempre juntas. La realización humana y cósmica anunciada por la fe cristiana no es obra del hombre solo, en mucho mayor grado es obra de Dios. Para que el hombre llegue totalmente a sí mismo ha sido necesario que Dios se hominizase y se encarnase. La meta final, Dios, es obra de la gratuidad del mismo Dios.

10. Al fin se verá que Dios escribe derecho con líneas torcidas.

  • El sentido de la vida, de los actos y de los encuentros, puede mantenerse latente, abierto mientras los hombres viven. La síntesis de la vida se da al morir. La persona aludida e la que experimenta un encuentro personalísimo con Dios, lo que constituye un juicio particular.
  • En el juicio universal se manifiesta universalmente lo que ocurrió en el particular. No convierte lo privado en público, sino que muestra la profunda vinculación que cada persona tiene con todo. Se trata de un solo juicio, la persona con sus relaciones, el cosmos y la historia.

11. Espiritualidad escatológica: saborear a Dios en la fragilidad humana y festejarlo en la caducidad del mundo.

  • La escatología es una reflexión sobre la esperanza cristiana. Esta esperanza se funda en lo que ya es y lo que aún no es.
  • En la vida probamos y saboreamos el sentido de las cosas, aún cuando existe la amenaza del pecado, de la pérdida y de todo tipo de limitaciones.
  • La esperanza sabe que espera y lo que espera. Se le opone, más que el ateísmo o la incredulidad, el miedo y la inquietud. Una fe profunda es fuente de optimismo, serenidad y confianza.
  • Este optimismo o alegría viene de saber que para llegar al domingo de resurrección tuvo que pasar la noche del viernes santo y que la historia de la fe y la esperanza supone siempre la experiencia del éxodo.
  • Si todo está abierto a un más y se carga de esperanza, entonces la verdad reside principalmente en lo que será. La verdad del hombre está en el hombre tal y como será mañana y como ya ha sido manifestado.
  • La misión del cristiano es ser germen de esperanza en el mundo, del Dios de la esperanza (Rom 15,13) y de Cristo, nuestra esperanza (Col 1,27) es mantener entre los hombres permanentemente la apertura al Futuro absoluto.

Guille Elizondo

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